lunes, 17 de octubre de 2011

EL VOTO DE LA SENSATEZ.


De cara a las elecciones de 2012, en Venezuela debe imponerse un llamado a la sensatez. El país necesita respuestas, y el voto debe estar orientado hacia aquella propuesta que al menos asome el camino de la consecución de los objetivos. No es la hora del abstencionismo. Es la hora de la sensatez.

Hace rato que muchos venezolanos sentimos que el país necesita recuperar la cordura y el sentido común. No pareciera razonable volver a premiar con el voto a militantes de un gobierno que lo más efectivo que hace es empeorar la situación general del país. En eso no tiene competencia; no pareciera razonable premiar con el voto a un gobierno que no sabe cómo evitar que decenas de venezolanos sigan muriendo cada fin de semana; no pareciera sensato premiar con el voto a un gobierno que persigue y acosa al sector privado pero luego deja perder toneladas de alimentos que hubieran matado el hambre a millones de venezolanos que no tienen además ni empleo ni un techo digno. No pareciera justo quedarse en casa y dejar que una vez más otros decidan por uno.

Tampoco pareciera sensato premiar con el voto a un gobierno que permitió el fallecimiento de un venezolano, Franklin Brito, la más emblemática de las víctimas de una política de estado, la de la expropiación arbitraria e ilegal de los bienes privados. Pero hay otro Brito, Vicente, ex presidente de Fedecámaras que también ha sido victima de esa política de Estado: casi dos tercios de su patrimonio de 35 años de trabajo, ha sido intervenido por el gobierno arbitrariamente. Eso por mencionar apellidos y personajes ya públicos. Pero hay familias enteras de ganaderos que han sembrado sus ganas y sus ilusiones y su trabajo en las tierras y el ganado, como mi amiga Jeannette Montoya y su esposo Rolo Sosa, que han sido igual de abusados. Y no se rinden, como debe ser.

El asunto es que a esta hora, Venezuela está llena de Britos, de Sosas, de Arrias…de víctimas de un ejercicio aberrante y abusivo del poder. No pareciera sensato entonces premiar con el voto a quienes no han sabido administrar el país, propiciar su crecimiento, ejercer la tolerancia y el respeto, pero sobre todo, cumplirle a los electores.

El 7 de octubre de 2012 es una oportunidad para que hasta los militantes revolucionarios expresen su descontento con el manejo ineficiente de buena parte de los funcionarios del gobierno. Para todo el país significa la posibilidad de retomar el equilibrio; de poner un límite a los abusos y de recordar a los partidos, a todos, los del gobierno, los de la oposición y aquellos que buscan posicionarse como una tercera alternativa, que ningún proyecto político es posible sin el voto de los electores. Como dijimos hace pocos días, no hay tiempo de nuevas equivocaciones. Ahora toca a los políticos interpretar al país, y a los electores, decidir y premiar a quienes hayan hecho la interpretación correcta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario